viernes, 23 de enero de 2009

El sistema nos transforma, transformemos el sistema

Hace unos días le echaba una ojeada a uno de mis libros favoritos. Se trata de Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva de Stephen R. Covey y encontré algunas frases subrayadas y comentarios que me hicieron reflexionar. Hasta hace bien poco no solía subrayar nada, pero últimamente todo lo que leo lo tengo pintarajeado, lleno de esquemas mentales y dibujos que me sirven de guía. El caso es que me da vergüenza prestar libros hoy por hoy por el estado en el se encuentran (no es que estén sucios o rotos, solo están pintados a lápiz…). Como comentaba, una de las frases decía lo siguiente:

“Muy a menudo el problema reside en el sistema, no en la gente. Si se sitúan a buenas personas en malos sistemas, los resultados serán malos. Uno tiene que regar las flores que pretende que crezcan”

El caso es que no me descubrió nada nuevo, simplemente hizo recordar que generalmente las personas dentro de las organizaciones funcionan cuando se crea la atmósfera idónea para funcionar. Esto me trajo a la mente el encuentro que tuvimos con Koldo Saratxaga en la que asociaba muchos detalles que tienen relación con la frase, entre otras, su modelo de gestión propone romper con las jerarquías, abogar por las relaciones humanas desde un punto de vista yo-tú en vez de yo-ello (el caso yo-ello no lo consideraría relación humana), la desaparición del control y el inicio de la confianza. Por otro lado, Koldo también efectuó curiosamente el paralelismo referente a la siembra y a la cosecha.

Parece que tenemos que cambiar el panorama actual de muchas de las organizaciones. Sigo insistiendo que el sistema falla, que hemos estado funcionando hasta ahora a una velocidad estrepitosa, pero hoy ya no sopla el viento a favor y nuestra nave se ha quedado parada. El problema no está en las personas, puesto que son las personas las que se transforman como consecuencia del mal entorno, si cambias las personas tratarás el síntoma y no el verdadero mal.

A continuación podemos ver un video que ejemplifica desde una óptica exagerada que es lo que ocurre cuando metemos a buenas personas en malos sistemas. Se trata de un experimento que no dejará indiferente a nadie y de paso da fe a todo lo dicho:

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