He trasladado mi blog a la siguiente dirección:
http://pensamientoexperimental.com/
¡Gracias por seguirme!
domingo, 11 de julio de 2010
sábado, 29 de mayo de 2010
Pintar en la pared ya no será motivo de bronca
Hace poco descubrí un producto que me enamoró por completo. Por casualidad, navegando a través de la maraña de páginas Web y Blogs que suelo leer encontré un video que me sorprendió.
En él, un tío explicaba una estrategia de comunicación en una pared. No me estoy refiriendo a una pizarra en la pared, me refiero a en la propia pared en sí. Cuando terminó de explicar lo que tenía que explicar, cogió un pañito y borró todo lo que había pintado.
Estoy hablando de ideapaint, un producto revolucionario que consiste en un tipo de pintura que imita el material utilizado en las pizarras blancas. Esto es, que la pared que contenga este material, podrá ser pintada con rotuladores no permanentes para pizarras.
Fue entonces cuando pensé en todas las posibilidades que tiene este producto. Me gustó tanto que creo que algún día pintaré alguna pared, o quizás un cuarto entero. ¿Qué aplicación le daríais vosotros? Inspiraos con las fotos que tienen colgadas en Flickr
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miércoles, 26 de mayo de 2010
Todos los bloggers son unos narcisistas
El mundo del Blogger es ciertamente un mundo en el que uno mira un poco hacia su ombligo y de alguna manera espera encontrar a gente con esa misma tendencia. Si pecamos de algo aquellos que escribimos en un Blog personal, se puede decir que es de narcisismo, lo admito...
A pesar de todo, uno sigue escribiendo, alimentando de contenido ese pequeño jardín de conocimiento para que poco a poco se vaya desarrollando no sé muy bien hacia dónde...
En ocasiones, las cosas que escribimos, son simples tonterías y en otras iluminaciones gloriosas que pueden llegar a pasar desapercibidas por aquellas personas que no logran encontrar el fondo.
Pero volviendo al narcisismo, he encontrado una herramienta social que de alguna manera congrega todas tus "cositas 2.0" y las expone de manera muy "Cool".
Si estáis inmersos en las redes sociales, tenéis un Blog o publicáis vuestras fotos públicamente, no podeis dejar de estar en flavors.me, así de bien ha quedado el mío
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domingo, 23 de mayo de 2010
El cliente en el centro
Me vuelvo a remitir al acto del pasado viernes y debo decir que durante el discurso sí que pude escuchar un mensaje que de algún modo me iluminó. Bastó una frase para darme cuenta de todo el contenido que tenían aquellas palabras.
Mientras el directivo de Euskaltel comentaba su charla, repentinamente me fijé en uno de los gráficos que aparecían. En ese momento dijo: En Euskaltel ubicamos al cliente en el centro.
Fue entonces cuando todo se ordenó en mi cabeza. Ya sé que estaremos cansados de escuchar eso de que el cliente es el centro de toda organización, bla bla bla, bla bla bla. Pero de algún modo lo vi de una manera clara. Caí en la cuenta de que cuando inicias un proyecto con un cliente, éste debe ser el centro de gravedad, y todo lo que haces debería ir acorde a sus necesidades. Es por eso que debes conocer a la perfección a cada cliente para poder servirle con aquello que necesita, y no con aquello que quieres metérselo con calzador.
Es duro aceptar que en ocasiones no puedas ofrecer a tus clientes aquello que te piden. Pero en esos momentos, por muy duro que sea, tienes que decir: "Lo siento, yo no lo puedo hacer".
Es común caer en el error de tratar de servirles con aquello que no te han pedido o que por lo menos veas que no van a necesitar. Cuando colocas a tu cliente en el centro, todo lo que haces por él debe ser en su beneficio, y si le das más de lo que él necesita, termina por darse cuenta. Lo habrás perdido como cliente. Es preferible mandarle a la competencia, siempre y cuando sepas que ellos sí se lo pueden ofrecer.
De manera ilustrativa, quiero comparar esta situación con el hecho de crear órbitas y galaxias enteras. ¡Juguemos a ser Dios! Pongamos que un cliente es un planeta al que queremos abastecer con satélites. Nosotros colocamos al cliente como centro de gravedad y a continuación, y sólo a continuación, podremos irle añadiendo sus correspondientes satélites (nuestros servicios).
Si nuestros servicios son demasiado pequeños, no tendrán apenas influencia. Si son demasiado grandes ejercerán una influencia negativa. El satélite chocará contra el cliente (planeta). De manera práctica, aquello que le has metido, "chocará" contra su cuenta de resultados.
Con todo este rollo quiero llegar a algo muy simple: El cliente es el centro. Todo lo que hagas, todo lo que le vendas debe servirle. Debe marcar una diferencia positiva. Lo más importante para mantener una relación con un cliente a largo plazo es que pasado un tiempo siempre llegue a tu oficina con una :) en la cara.
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jueves, 20 de mayo de 2010
La economía explicada con vacas
Hoy me han mandado un correo que me ha hecho tanta gracia que no he podido evitar dedicar una entrada en el blog. Espero que os guste.
Socialismo:
Tú tienes 2 vacas.
El Estado te obliga a darle 1 a tu vecino.
Comunismo:
Tú tienes 2 vacas.
El Estado te las quita y te DA algo de leche.
Fascismo:
Tú tienes 2 vacas.
El Estado te las quita y te VENDE algo de leche.
Nazismo:
Tú tienes 2 vacas.
El Estado te las quita y te dispara en la cabeza.
Burocratismo:
Tú tienes 2 vacas.
El Estado te pierde una, ordeña la otra y luego tira la leche al suelo.
Capitalismo tradicional:
Tú tienes 2 vacas.
Vendes una y te compras un toro.
Haces más vacas.
Vendes las vacas y ganas dinero.
Capitalismo moderno:
Tú tienes 2 vacas.
Vendes 3 de tus vacas a tu empresa que cotiza en bolsa mediante letras de crédito abiertas por tu cuñado en el banco.
Luego ejecutas un intercambio de participación de deuda con una oferta general asociada con lo que ya tienes las 4 vacas de vuelta, con exención de impuestos por 5 vacas.
La leche que hacen tus 6 vacas es transferida mediante intermediario a una empresa con sede en las Islas Cayman que vuelve a vender los derechos de las 7 vacas a tu compañía.
El informe anual afirma que tú tienes 8 vacas con opción a una mas.
Coges tus 9 vacas y las cortas en trocitos. Luego vendes a la gente tus 10 vacas troceadas.
Curiosamente, durante todo el proceso nadie parece darse cuenta que, en realidad, tú sólo tienes 2 vacas.
Economía japonesa:
Tú tienes 2 vacas.
Las rediseñas a escala 1:10 y que te produzcan el doble de leche.
Pero no te haces rico.
Luego ruedas todo el proceso en dibujos animados. Los llamas "Vakimon" e incomprensiblemente, te haces millonario.
Economía alemana:
Tú tienes 2 vacas.
Mediante un proceso de reingeniería consigues que vivan 100 años, coman una vez al mes y se ordeñen solas.
Nadie cree que tenga ningún mérito.
Economía rusa:
Tú tienes 2 vacas.
Cuentas y tienes 5 vacas.
Vuelves a contar y te salen 257 vacas.
Vuelves a contar y te salen 3 vacas.
Dejas de contar vacas y abres otra botella de vodka.
Economía china:
Tú tienes 2 vacas.
Tienes a 300 tíos ordeñándolas.
Explicas al mundo tu increíble ratio de productividad lechera.
Disparas a un periodista que se dispone a contar la verdad.
Economía suiza:
Hay 50000000000 vacas
Es obvio que tienen dueño pero nadie parece saber quién es.
Economía francesa:
Tú tienes 2 vacas.
Entonces te declaras en huelga, organizas una revuelta violenta y cortas todas las carreteras del país, porque tú lo que quieres son 3 vacas.
Economía española:
Tú tienes 2 vacas, pero no tienes ni idea de dónde están.
Pero como ya es viernes, te bajas a desayunar al bar que tienen el Mundo deportivo.
Si acaso, ya te pondrás a buscarlas el miércoles después del puente de San Aniceto.
miércoles, 19 de mayo de 2010
Demasiadas ideas
domingo, 16 de mayo de 2010
El arte de una buena presentación
El pasado viernes asistí a mi acto de licenciatura en el recinto ferial de Ficoba. Al igual que ocurrió en el evento de diplomatura dos años atrás, acudió a una charla un directivo de una gran empresa. Esta vez se trataba de un alto cargo de Euskaltel.
Fue entonces cuando comenzó a dar su discurso y no tardé ni treinta segundos en perder mi atención sobre aquella charla que no era más que un discurso propagandístico sobre la trayectoria de la compañía, toda ella, relatada a un ritmo somnolente.
Mientras trataba de escuchar al buen hombre, me fijé más en el tipo de presentación que había traído. Valoré en líneas generales el tipo de discurso que se estaba marcando y pensé: ¡Qué coñazo!
No es que fuera un tema que me disgustara y por ello había perdido el interés. Puedo decir más, ¡hablaba de uno de los temas que más me apasionan! Las nuevas tecnologías.
Fue entonces cuando recordé algo que me dije a mí mismo cuando tuviera que escribir una nueva entrada en mi blog: Ion, no aburras (Sé que he caído en el pecado varias veces y considero que debo corregir el error)
Algo me vino a la cabeza, pensé que en ninguna facultad de empresariales enseñaran algo que creo que es realmente imprescindible como es el hecho de hacer buenas presentaciones que entremezclen composición, diseño y humor. Creo que sí hemos dado algún que otro seminario sobre cómo hacer presentaciones, pero al igual que muchas de las asignaturas resultan ser ponencias efímeras que se pierden en el olvido y se vuelve a caer en los mismos errores cada vez que se tiene que presentar un nuevo trabajo. No se le da toda la importancia que se merece, y realmente la tiene.
Precisamente por eso consideré que una buena presentación debe estar compuesta por los siguientes componentes:
Cuenta una historia: A la gente le gusta escuchar historias. Tienes que crear el efecto “abuelo cuenta cuentos” para que el público luche por no perderse ni un ápice de tu historia.
Dale toques de humor: Entiendo que debes ser una persona segura y seria en toda presentación, pero lo justo. Los mejores profesionales saben bromear y contar chistes sobre lo que están presentando. Seth Godin y Steve Jobs dan discursos ejemplares. Me suelo fijar basarme en ellos.
Cuida su diseño: La gente no ha venido a leer nada de lo que pone en tus diapositivas, ha venido a escucharte. Deja sólo aquello en lo que quieres que se fijen. Si es una palabra remárcala, si es un mensaje concreto, encuentra la imagen que mejor encaje. Simplifica y déjalo en lo esencial.
Imprime movimiento a lo que cuentas: Muévete por el escenario, haz gestos, interpreta una escena. Un poco de salsa en lo que cuentas, que tu historia no se quede en meras palabras, que haya vida en ellas.
Si tocamos el aspecto del diseño de una buena presentación, una de las reglas que más me gusta aplicar es la 10 – 20 – 30. Oí sobre ella hace tiempo y esta regla se basa en crear una presentación de 10 diapositivas, que la cuentes en menos de 20 minutos y que el tipo de letra que utilices no sea inferior al tamaño 30. Pero una de las claves para que tu presentación funcione es darle emoción. Si logras emocionar no importa lo que cuentes, te escucharán.
10 - 20 - 30 Creo que es una buena fórmula para que tu público no pierda la atención y que, de este modo, la presentación sea un soporte de apoyo, que seas tú el que le dé el verdadero valor más que el PowerPoint que has diseñado.
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