Hay momentos en los que hago una pequeña pausa, reflexiono y me pregunto qué nos han estado enseñando toda nuestra vida académica. Aprendemos matemáticas, lenguaje, historia, naturaleza… es decir, mucha información acumulada pero pocas experiencias enriquecedoras. Uno verdaderamente se da cuenta de que ha caído en la rutina de absorción de datos. Llega un momento en el que dejamos de valorar las asignaturas para dar importancia únicamente a la información de las mismas. Prescindimos de los sentimientos que nos generan, del posible uso práctico que le podamos dar y nos centramos únicamente en absorber meros datos. Poco a poco adquirimos habilidades técnicas que nos convierten en máquinas preparadas para el mundo laboral. Sales de la universidad como el infalible contable, como el ingeniero al que no se le escaba una derivada o integral, como el médico que ve patologías en función de unos síntomas.
¿Con todo esto qué quiero decir? ¿Han dedicado el tiempo suficiente a convertirnos en personas o lo han dedicado a transformarnos en técnicos capacitados?
Recuerdo la primera semana que comencé a trabajar en algo que tenía que ver con los estudios que había cursado. No me suelo quedar sólo cuando formulo esta opinión, puesto que he hablado con muchos de mis compañeros y han sentido lo mismo. Me refiero a esa sensación que tienes cuando comienzas a trabajar y parece que no te ha servido de nada todo lo estudiado en la universidad. Que en el mundo laboral toda la cosa cambia. Los conocimientos técnicos han quedado vagamente olvidados por el mal hábito al que yo llamo bulimia cognitiva. Esto es, pegarse el atracón días antes del examen para vomitarlo todo cuando tienes la hoja delante. Y entonces, si hasta la información técnica ha desaparecido de nuestras mentes ¿qué nos queda? La verdad es que a mí, solo me queda el recuerdo del esfuerzo realizado y de todas las horas dedicadas para pasar el examen.
Sí, enfocamos todo a un examen y no al propio tema en concreto. Estamos más preocupados por tener que demostrar que sabemos que preocuparnos por saber. Y esto facilita la creación de una zona en el cerebro que sabemos que podemos vaciar a los dos días (Como si se tratase de chatarra).
¿Qué porcentaje de conocimiento adquirimos al terminar una carrera? ¿Cuánto podemos aplicar en la vida laboral?
Considero que la educación está más enfocada a fabricar técnicos que personas, y a lo largo de nuestras vidas serán más necesarias aquellas enseñanzas que nos permitan ser más humanos que aquella que nos dan la posibilidad de actuar como máquinas.
El siguiente video ilustra muy bien todo esto a lo que intento llegar.
¿Es esto lo que queremos llegar a ser?
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