miércoles, 15 de octubre de 2008

La clave... No resistirse a la innovación


Cada día nos vemos más propulsados por una sociedad a la que se le está dando un gran valor a la innovación. Es tan paradójico y a la vez tan evidente que se le dé valor a la creación de valor. Y precisamente aquí, en Euskadi, un territorio tan tradicional, donde las costumbres están tan arraigadas, es donde se están promoviendo las más importantes iniciativas a nivel nacional dentro de este ámbito. Pero ahora me pregunto yo: ¿Acaso no ocurre lo mismo en Japón? Allí ya llevan años mezclando tradición y tecnología. Si al final será que nos parecemos a los Japoneses, ya llegarán tiempos de Karaoke y saque. Nosotros mientras tanto “Sagardo y bertxos”, no tenemos nada que envidiarles.

Se hace más evidente que innovar se está convirtiendo en un aspecto crucial dentro de las organizaciones de nuestro territorio, estamos casi obligados a hacerlo, puesto que esto de innovar ya no es un plus para las empresas, sino que es una necesidad para la supervivencia. Yo lo comparo a un muro que formamos todos. Imaginemos que este muro compuesto por personas está detrás de nosotros, y que éste además avanza estrepitosamente. Si no nos movemos nos arrastra hacia adelante o nos pisan en el peor de los casos. Ya es inevitable anclarte en el pasado, puesto que la fuerza que ejercen a nuestra espalda nos arrastrará de un momento a otro. Y por mucho que ofrezcamos resistencia, de nada sirve hacer frente a la mole que se avecina. Esquivar a la marabunta es más difícil que aceptar que la cosa va hacia delante. Debemos ser proactivos, dar los pasos oportunos y en la dirección correcta, sin esperar dejarnos arrastrar. La resistencia no vale aquí y pese a que creamos estar hechos de otra pasta, aunque no nos guste la idea del cambio, éste está ahí presente.

Pero a mí me gusta, siempre me ha gustado. Me considero un constante insatisfecho, porque todo se puede mejorar. La innovación requiere de este continuo sentimiento de “insatisfacción creativa” capaz de celebrar las mejoras, eso sí, pero evitando el estancamiento y la comodidad.
Renovarse o morir, ya lo decían. Y yo digo: Innovar o Morir, y morir innovando.

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