viernes, 5 de junio de 2009
El secreto de la felicidad
Ayer escuché una noticia que hablaba sobre una investigación que desvelaba el secreto de la felicidad y me ha hecho sonreir porque bajo una base científica se ha descubierto dónde están las claves para una vida plena.
Hace tiempo que yo mismo descubrí el secreto de la felicidad. Sí, suena muy pretencioso, lo sé... pero lo descubrí. No es nada del otro mundo, no voy a destaparos nada que no hayamos escuchado en otras ocasiones, pero un día, no recuerdo bien cuándo, experimenté un momento de iluminación en el cual me dí cuenta de lo simple que era todo esto de pasar por el mundo y simplemente vivir la vida que uno quiere.
Fue entonces cuando me formulé a mí mismo una simple frase que seguramente muchos pensareis que la he escuchado en algún sitio, la he leído en alguno de esos libros de autoayuda o simplemente me la contaron por ahí. No sé la procedencia, pero la frase dice lo siguiente:
"Nutre y fortalece tu cuerpo, cultiva tu mente y alimenta tu espíritu"
¿Tan simple? Pues para mí sí que lo es. Me doy cuenta de que cuando existen carencias en algunas de estas dimensiones (física, mental y espiritual) empiezo a sentirme mal conmigo mismo. Por un lado, si no me cuido físicamente, la sensación de dejadez hace que me vea mal; si dejo de aprender y percibo que mi cerebro se está estancando tiendo a sentir que necesito un cambio y por último, si veo que lo que hago no beneficia a nadie, que causo daños innecesarios a otras personas o mis relaciones sociales se deterioran tiendo a irme apagando.
Yo no tengo fórmulas mágicas para todos, cada cual es diferente pero esta es una buena receta teórica para aquellos que quieran encontrar el rumbo. Además, debo prevenir a todos los que lean esta reflexión que lo que sirve para unos no sirve para otros. Además, ser feliz no significa estar contento todos los días, no soy tan desequilibradamente optimista. Hay algunos días buenos, algunos días malos, pero la mayoría de los días son normales. Al final todo es cuestión de eso, equilibrio. Si mantienes tus días de vida dentro de una campana de Gauss no me cabe la menor duda de que tu vida será satisfactoria.
El tema está en que cuando alguien te pregunte: "¿Eres feliz?" Que tu respuesta sea: "¡Sí, claro!" Y realmente lo creas.
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