jueves, 11 de febrero de 2010

Biomímesis, el arte de observar la naturaleza



Suelo tener un hábito que me resulta curioso y es el de obtener la esencia de las cosas. Me considero un observador que suele ir más allá, es decir, no me limito a contemplar una situación, procuro obtener la visión general del fenómeno, a captar la esencia de la acción para así poder aplicarla a diferentes ámbitos de la vida. ¿Para qué me sirve esto? Entre otras cosas para la resolución de problemas que van surgiendo en nuestra vida cotidiana o en el trabajo y que nos tienen estancados. Es una buena forma de tener recursos a la hora de aplicar lo que comúnmente se denomina Thinking outide the box

La naturaleza es una de las fuentes más ricas y de las cuales se puede aprender mucho y yo siempre la he tomado como referencia para tomar ciertas decisiones. Curiosamente, hace ya un tiempo leí acerca de un concepto que tiene que ver precisamente con esto de lo que estoy hablando: La biomímesis. Este concepto significa observar la naturaleza como una maestra y aprender de ella. La biomímesis se lleva aplicando desde hace muchos años para diferentes procesos de innovación. Si nos fijamos, podemos apreciar que algunas de las innovaciones más revolucionarios no son más que una copia de algún fenómeno de la naturaleza. Tenemos ejemplos bien claros:

Los bañadores biónicos de Speedo basados en la piel del tiburón fueron polémica hace ya un tiempo como consecuencia de su revolucionario diseño.



El presidente de WhalePower, el Dr. Frank E. Fish, se fijó en la forma de las aletas de las ballenas para aplicarla a las palas de sus aerogeneradores.



En el diseño de los trenes de alta velocidad se utilizan las formas de las superficies del pico del martín pescador y las formas estriadas de las plumas de los búhos para amortiguar el ruido al tiempo que se incrementa la velocidad con un menor gasto energético.



Además, algunos edificios son construidos bajo conceptos biomiméticos para el ahorro de energía. Por ejemplo, se construyen con circuitos de aire que intentan emular los construidos por las termitas en los termiteros, consiguiendo un ambiente más sano y un considerable ahorro de energía. Además existen otros edificios que son recubiertos con membranas que actúan como filtros solares, a modo de piel, graduando la temperatura en el interior. Estas membranas contienen pigmentos bioluminiscentes naturales que, como los de las medusas, absorben los rayos solares durante el día proporcionando iluminación por la noche sin gasto de electricidad. Uno de los más afamados arquitectos que han realizado proyectos de estas características es Mick Pearce



A la hora de resolver cualquier problema, ya sea de carácter tecnológico como los ejemplos que anteriormente hemos visto o incluso a otros niveles, os recomiendo que observéis la naturaleza, que cojáis un libro sobre animales o veáis un documental.
¿Cómo lo haría una golondrina? ¿Y un tigre? ¿Cómo resolvería este problema un elefante? Quizás no deis con la solución a la primera, pero entre otras cosas saldréis del estancamiento mental y puede llegar a resultar un experimento divertido.

Al fin y al cabo, la naturaleza lleva años ahí. Está diseñada a la perfección, ¿No creéis que millones de años de evolución son un buen punto de referencia?

Fuentes: ISon21 , naturavitae

1 comentario:

Iván dijo...

Buen post,ya sabes,suelen decir muchas veces que el sntido común es el menos común de los sentidos,a veces solamente hay que salir a fijarse de lo que está ahí fuera...
Y la Madre Naturaleza tiene mucho que enseñar a los que quieran atreverse a mirar en ella