domingo, 23 de noviembre de 2008
Proyecto Tourbide
Hasta ahora no había comentado en este blog que en la especialidad de la carrera estamos al frente de un proyecto de viabilidad de una empresa de creación propia. Somos varios grupos que han desarrollado una serie de ideas muy buenas, pero en este segundo año llega la gran prueba de fuego. Los números. Nuestro grupo, compuesto por Amaia, Miriam y yo, estamos al frente de una innovadora idea de negocio que pretende revolucionar el sector del turismo. En pocas palabras, sería un servicio integral de turismo accesible directamente desde los hoteles.
Muchas veces pienso que sí, es muy bonito todo eso que tenemos en la cabeza, pero, ¿es rentable? Aquí es donde las cosas comienzan a tomar una forma más ajustada a la realidad. El año pasado lo dedicamos a pensar en una idea, darle forma y realizar un estudio de mercado para conocer si nuestra propuesta era una necesidad real o una suposición, qué hacía nuestra competencia o qué clase de clientes podrían estar interesados. Este año la cosa toma una dinámica más crítica, ya no vale con que sea algo maravilloso, que sería ideal para el turismo, que funcionaría muy bien porque hay interés en que se realice algo así... Esto está muy bien, pero de nuevo pregunto, ¿salen los números? Y si no salen qué hay que cambiar, qué forma le debemos dar para que todo esto sea rentable. Es duro decirlo, pero cuando te encuentras frente a un papel donde los números no son los deseados, hay que empezar a cambiar cosas. Y volver atrás, como cuando comenzamos la idea, creyendo todo lo que has hecho hasta el momento parece haber sido en vano. Pero no lo ha sido, la experiencia está ahí y hemos conocido un poco más como funciona el "mundo real". Porque este "mundo real" es el que marca la diferencia, y en este mundo valen más las demostraciones numéricas que la elocuencia (que no deja de ser fundamental).
Ayer comencé a buscar planes de viabilidad de negocios y me encontré una referencia sobre los requisitos fundamentales para un proyecto viable:
- Tiene que haber sido madurado.
- Es un elemento vivo, por lo que conviene revisarlo, actualizar datos, etc..
- Debe distinguir entre hechos y suposiciones.
- Tiene que ser creíble.
- Ha de ser completo, sin olvidar ningún aspecto.
- Debe ser real y prudente.
A la hora de redactar el plan de empresa, además de tener en mente para qué nos va a servir, es importante pensar en quién lo puede llegar a leer.
Dos de las características que deben definir la redacción de un plan de empresa son la claridad y la concisión. Hay que exponer las ideas de forma clara, y huir de alardes literarios, opiniones o expresiones de autoadulación.Acompañar la información que se ofrece con gráficos, etc., hará su lectura, además de clara, agradable.
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