En la obra de Robert Reich, The World of Nations se planteaban tres categorías de puestos competitivos de trabajo.
- Los servicios rutinarios de producción. Las tareas rutinarias de producción pueden llevarse a cabo en cualquier parte del mundo, y de hecho se realiza en los países de mano de obra barata.
- Los servicios de persona. Estos servicios suelen recibir el salario mínimo y cada vez están siendo menos valorados.
- Los servicios simbólicos/analíticos. A este tercer grupo incluiríamos a todos los trabajadores del conocimiento. Estas personas trabajan con el análisis de conceptos, son las generadoras del capital intelectual de la empresa.
Curiosamente, mientras escribía este post, me ha llamado una de esas personas que componen el segundo grupo. Su llamada ha confirmado la segunda frase en la que indicaba "están siendo menos valorados". Me explico, ¿Cómo una persona que apenas conoce el idioma puede estar detrás de la linea de servicio al cliente? No he entendido prácticamente nada de lo que me ha dicho (parecía brasileño), y he afirmado a todo lo que me decía para terminar una conversación que, creedme, ha resultado ciertamente pintoresca. Ahora razono y digo: Estos servicios persona están muy poco valorados, por eso recurren a personas a las que pueden pagar el sueldo mínimo...
En fin, este inciso ha hecho que cambie un poco el rumbo de esta publicación. Pero veo conveniente contemplarlo porque es la muetra de cómo están las cosas.
Ahora digo yo, si el primer sector, el de los servicios de producción se está yendo fuera (los chinos nos están comiento el pastel) y el segundo deja tanto que desear (Este incidente sirve de referente,y de hecho son pocas las ocasiones en las que un comercial no "da la talla" a la hora de presentarme sus servicios) considero que debemos confiar en que nuestro nivel más competitivo debe ser en el que se centra en el conocimiento. Este conocimiento se debe convertir en nuestro capital, y de aquí a unos años, los trabajadores del conocimiento se convertirán en el motor de la economía de nuestro país (hablo de los servicios simbólicos/analíticos).
Se está haciendo mucho hincapié en las ayudas a la innovación y al desarrollo tecnológico, pero es que no queda otra. Queramos o no, en un futuro deberemos cumplir unos mínimos que determinen que nuestra competencia en estos campos sea la suficiente como para no estar a la cola del resto de países europeos.
Pero el mayor miedo que tienen las empresas se centra en el carácter intangible de las inversiones en "conocimiento". Es fundamental crear sistemas que midan la rentabilidad de la inversión en nuevas tecnologías. Considero que muchos empresarios están chapados a la antigua y no creen que invertir en este tipo de cosas resulte rentable. Aunque los comprendo, ellos han conocido lo que han conocido, y todo lo nuevo... Para ellos una máquina es una máquina, y si una produce X, dos producirán 2X. No es cuestión de gastar por gastar, si invertimos en TICs debemos hacerlo con coherencia, esto es, estudiando estas inversiones. Debemos demostrar que el conocimiento es la mayor de las inversiones para las organizaciones del mañana.
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