Estoy de vuelta de mi viaje de fin de estudios y llego con las pilas cargadas. A partir de ahora voy a tener que trabajar duro y empezar a darle al coco para sacar a delante un proyecto que será prometedor.
Como ya comenté en un post anterior, voy a dedicar los próximos meses a estudiar la economía del bienestar y a lanzar una serie de propuestas de negocio dentro de este ámbito. Estas vacaciones en la Riviera Maya me han ayudado a conocer de antemano qué es el bienestar, aunque también ha habido tiempo para saborear el amargo gusto del malestar causado por los excesos de tequila…
Es ahora cuando toca ponerse manos a la obra y tirarse de cabeza. Hay que comenzar a moverse mucho y no dejar de ser atrevido a la hora de lanzar nuevas ideas. Por otro lado la industria del bienestar tiene muchas ramas, así que tendré que ir acotando conceptos, sectores y áreas de aplicación a medida que vaya avanzando en el proyecto.
De momento, el miércoles acudiré a Saiolan a definir de manera concreta por dónde debo ir tirando. En estos momentos soy un hervidero de ideas, un potro desbocado al que de vez en cuando hay que echarle una rienda para que no corra a su libre albedrio.
Poco a poco iré comentando cómo me está yendo, pero sigo repitiendo que todo esto me da muy buena espina y sé que puedo dar mucho de mí en este proyecto.
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