jueves, 9 de abril de 2009

¿Alguien creía que los videojuegos nos iban a dejar lelos?


Hace un tiempo se publicaba un artículo en BoingBoing acerca de los juegos que jugaban los niños antes y los juegos a los que juegan ahora (artículo). En él ponía de manifiesto que los niños del mañana serán niños más capacitados para interactuar en un mundo que se desarrolla a una velocidad de escándalo.

Hay una cosa clara, la infancia determina claramente la manera en la que llegaremos a actuar el día de mañana. De este modo, podemos ver cómo los niños de hoy se desenvuelven en un mundo totalmente diferente al que lo hacían los niños de antes.

Los niños del futuro serán más inteligentes. Y precisamente porque los juegos a los que juegan, promueven a que lo sean. Juegos como el de la oca (en este artículo CandyLand es un juego parecido pero con tarjetas), hundir la flota... Son juegos poco desafiantes en los cuales las tomas de decisiones se reducen casi a cero y dan poco que pensar. Estos juegos ofrecen poco margen de maniobra a la hora de decidir sobre las acciones que se van a llevar a cabo.

En cambio, los videojuegos nos conducen a un tipo de pensamiento más rápido en el cual las decisiones deben ser tomadas de manera inmediata. En los juegos de antes, preparar todo antes de empezar era una odisea, y luego explicar como jugar a tu contrincante era otra. Hoy por hoy se aprende jugando, las reglas vienen dadas y automatizadas en cada videojuego, y si no las cumples fallas. Error a error vas aprendiendo y progresando.

Las nuevas tecnologías favorecen a desarrollar la mente de los niños a mayor velocidad. Estos niños han nacido bajo la filosofía del "Learning By Doing".

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