miércoles, 6 de mayo de 2009

El accidente crisis


El pasado día hablaba sobre lo que yo llamé “lucha de piratas contra militares”. Este fenómeno quedó latente en uno de los talleres que se organizaron en la Feria de Emprendizaje, Innovación y Creatividad.

En este curioso taller se hacía una representación del “accidente crisis”. En él, todo el mundo entraba con un petacho de plástico rojo haciendo referencia a las heridas causadas tras la crisis. Mientras, en el suelo se podía contemplar a dos personas gravemente heridas (una de ellas yo). En el taller todo el mundo debía hablar sobre su particular situación tras la crisis. Emprendedores con proyectos recientes, estudiantes, empresarios consolidados y gente que había perdido su trabajo recientemente dieron su punto de vista y pusieron en común algunas de las posibles soluciones a esta difícil situación.

En mi estudio sobre la calidad de vida he podido comprobar la gran importancia que tiene el hecho de conocer los aspectos que caracterizan a las diferentes generaciones. En este taller comprobé de modo práctico, cómo piensan y cómo sienten los grupos generacionales. Corroboré que uno de los grandes problemas actuales a los que se pueden enfrentar las organizaciones es el choque de valores entre generaciones.

Pude comprobar que los que están a la cabeza de las empresas de hoy tienen muchos juicios mal fundados acerca de la actitud de las generaciones entrantes. Algunas de las siguientes frases definían muy bien la percepción que tienen de nosotros:

- “Lo que no os dais cuenta chavales, es que ya no estáis en el cole, aquí has empezado a trabajar y no has venido a aprender”
- “¿Creéis que esto es un lugar de pasada en el que podéis marcharos a vuestras anchas en el momento que os hayáis cansado?”
- “Ya no veis el trabajo como un tema serio, pero ahora las cosas han cambiado y no lo vais a tener tan fácil…”

No faltó la réplica de la parte joven, entre ellos se encontraban algunos compañeros de la universidad que pusieron los puntos sobre las “ies”. No somos tan malos como parecemos ni los chavales que vienen por detrás son tan caóticos como aparentan. Es posible que lo que se esté viendo en las escuelas y en las empresas sea más que una disonancia como consecuencia de un sistema que ha dejado de tener validez.

Los jóvenes estamos trayendo esa pincelada luden del que hablaba en el post anterior. Reconozco que debe ser difícil conciliar estos dos perfiles, pero considero que se trata de una gran oportunidad en la cual las organizaciones pueden aprovechar dos potenciales de trabajo que pese a ser muy diferentes pueden aportar gran valor.

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