sábado, 5 de diciembre de 2009
Un poco de yesca para (em)prender con talento
Hace falta chispa sí, pero para emprender lo más importante es contar con un escenario favorable. La situación y el momento son cruciales, y a pesar de que el talento de la persona será el catalizador para lograr que las ideas sucedan, si no contamos con el escenario idoneo para cada emprendedor, el éxito tardará e incluso nunca llegará a brotar.
Hace unos día empecé un libro de Dan Coyle que se titula Las Claves del Talento. En él aparece un concepto muy interesante: Los semilleros de talento. Cuando Dan Coyle se refiere a esto, lo que trata de decirnos en su libro es que el talento es desarrollable, y para ello es necesario un escenario que lo favorezca. Uno de los ejemplos más claros que utiliza es el de los jugadores de fútbol brasileños. ¿Cómo es posible que en un país en esas condiciones surjan estrellas del calibre de Ronaldinho, Ronaldo o Robinho? Estos jugadores tienen un denominador común. Todos ellos aprendieron a tocar la pelota en campos de fútbol sala. El fútbol sala es un tipo de juego más rápido, necesitas adquirir una destreza mayor para controlar la pelota y en ocasiones la jugada surje en fracciones de segundo.
Aquí está la clave, en simular a mayor velocidad, en preparar nuestro cerebro para realizar el doble o el triple de acciones que desempeñaría en el escenario real. El tiempo es oro, y si sabemos exprimirlo al máximo mayor rendimiento obtendremos.
No hay duda de que si uno quiere tener éxito en algún campo debe practicar intensamente. No hay talento sin práctica, sin invertir tu tiempo en una disciplina en concreto. Si deseas lograr objetivos óptimos debes llevar la práctica hasta el umbral de la obsesión. Puede sonar chocante y excesivo, pero debes sacrificar muchas otras cosas para llegar a ser talentoso en algo.
¿Merece la pena? Pues depende de si esta "obsesión" te hace feliz. Nada en esta vida va a resultar bonito cada uno de los días, pero si realmente quieres prosperar en algo, debes invertir horas y horas en aquello que amas. Finalmente debes hacer un cómputo global de las cosas que ganas y pierdes gracias al desarrollo de dicha disciplina y terminar diciendo: ¡No me veo haciendo otra cosa! ¡Me encanta!
Entonces, y sólo entonces vas por el buen camino. Si cada día que pasa supone una obligación y no una pasión en aquello que desempeñas, entonces jamás llegarás a destacar en dicha disciplina. Puede que te ganes la vida gracias a tu profesión, pero para triunfar debes considerarla una pasión.
Y retomando lo que venía diciendo anteriormente la práctiva reiterada es la que te convertirá en un crack.
Según Anders Ericsson, una eminencia en los temas del talento: "cada una de las experiencias sobre un campo determinado es el resultado de aproximadamente 10.000 horas de práctica intensa". Ericsson destila la habilidad en una simple fórmula conocida como la ley del poder de aprendizaje:
T = aP(-b)
Dónde T sería el tiempo, P es el número de ensayos de práctica y a y b son constantes.
Todo esto nos quiere decir que la práctica es la madre de la experiencia y para que el talento surja, se debe incrementar el número de oportunidades. No puedo estar más de acuerdo puesto que siempre he considerado que sin práctica, sin ensayo y error no hay aprendizaje. Sólo promoviendo escenarios en los que se fomentan las oportunidades se pueden lograr figuras talentosas.
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2 comentarios:
"la practica hace al maestro"
Muy bueno,te recomiendo los libros de Richard Branson y Virgin Group,en ellos explica cosas del emprendizaje y de que las personas no puden trasladar su pasión y personalidad al curro,cuando lo hacen se crean sensaciones y posibilidades sensacionales
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