domingo, 11 de abril de 2010

Nunca discutas con un idiota. La gente podría no notar la diferencia


La primavera la sangre altera, no es una excepción en mi caso. Últimamente me hierve la sangre y estoy ciertamente irritable por cualquier cosa. No sé si será el ambiente o las circunstancias por las que estoy pasando. Siempre he sido una persona muy tranquila, es raro verme enfadado de verdad, pero cuando me enfado, me enfado.

Nunca me ha gustado perder los nervios, es más considero que controlo muy bien esa parte de mí. Y una de las recetas que más recomiendo en estos casos es la expresión escrita. Sí, escribir todos tus sentimientos y mostrarlos en papel o en un blog como este te descarga de toda esa energía negativa. Pero otra cosa debo recomendar. ¡Detente! ¡No lo publiques! Por muy disconforme que estés con una situación no la hagas pública hasta que haya pasado un tiempo prudente.

En caliente podemos llegar a soltar cosas que nos pueden traer serios problemas. Escribir esos sentimientos y guardarlos es una manera de descargar ese malestar sin que ello cause estragos serios. Esta curiosa actitud la hacía el mismísimo Mark Twain cuando perdía la paciencia. Escribía cartas que quemaban el papel. Por ejemplo, un día escribió a un hombre que había despertado su ira lo siguiente:

"Lo que usted necesita es un permiso de entierro. No tiene más que decirlo, y le conseguiré uno"

En otra ocasión escribió a un editor sobre los intentos de un corrector de "mejorar mi ortografía y puntuación". Ordenó lo siguiente:

"Imprima de acuerdo con la copia que le envío, y que el corrector se guarde sus sugerencias en la masa podrida de su cerebro"


Mark Twain se sentía mejor después de escribir estas cartas hirientes. Le permitían descargar tensión; y no hacían daño a nadie porque la esposa del escritor las retiraba del correo. Nunca se enviaban.

Seguro que todos conocemos a muchos a los que deberíamos corregir y modificar por sus acciones erróneas, pero es mejor empezar por uno mismo. Confucio decía:

"No te quejes de la nieve del techo del vecino cuando el umbral de tu casa está aún por limpiar".

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